En Friuli se recordará este verano como lo de la inesperada vuelta a la Champions del Udinese y del adiós de Alexis Sánchez. La inesperada repetición de la hazaña realizada, hace seis años, por el equipo entonces entrenado por Luciano Spalletti, parece pesar bastante más en el humor de la práctica y trabajadora gente del noreste que la marcha del ‘Niño Maravilla’.
A estas alturas, el ‘tifoso bianconero’ ya sabe por experiencia que por aquí los ‘cracks’ se quedan sólo un rato, antes de dar el salto a la élite. Cuestión de plusvalías y de motivaciones... y ya vendrá otro desconocido para hacer soñar en grande a la afición. Una política que funciona bastante bien y que ha convertido un club acostumbrado a sobrevivir alrededor de la zona del descenso en un autorizado candidato a las plazas que permiten el acceso a la próxima Champions.
El mérito, por supuesto, es de la familia Pozzo, que desde hace 25 años guía la sociedad con gran sabiduría, permitiéndole quedarse de forma ininterrumpida en la Seria A desde hace 16 temporadas.
Queda lejos la época en la que viejos campeones del mundo, como Causio, Collovati, Graziani o Daniel Bertoni llegaban a Udine para vivir el ocaso de sus trayectorias. Ahora son los ‘cracks’ del futuro los que pasan por aquí, como en los casos de los Balbo, Sensini, Asamoah Gyan, Iaquinta e Inler, por citar sólo unos pocos nombres.
El mérito es de la red de observadores infalibles que posee el club por todo el mundo... y también de la poca presión que sufren los jugadores porque no es una casualidad que un equipo teóricamente modesto haya celebrado muchos goles de los ‘capocannonieri’ Bierhoff, Marcio Amoroso o Di Natale, en el pasado más reciente, o haya disfrutado del fútbol divertido de Zaccheroni y Guidolin.
Fuente:donbalon.com
A estas alturas, el ‘tifoso bianconero’ ya sabe por experiencia que por aquí los ‘cracks’ se quedan sólo un rato, antes de dar el salto a la élite. Cuestión de plusvalías y de motivaciones... y ya vendrá otro desconocido para hacer soñar en grande a la afición. Una política que funciona bastante bien y que ha convertido un club acostumbrado a sobrevivir alrededor de la zona del descenso en un autorizado candidato a las plazas que permiten el acceso a la próxima Champions.
El mérito, por supuesto, es de la familia Pozzo, que desde hace 25 años guía la sociedad con gran sabiduría, permitiéndole quedarse de forma ininterrumpida en la Seria A desde hace 16 temporadas.
Queda lejos la época en la que viejos campeones del mundo, como Causio, Collovati, Graziani o Daniel Bertoni llegaban a Udine para vivir el ocaso de sus trayectorias. Ahora son los ‘cracks’ del futuro los que pasan por aquí, como en los casos de los Balbo, Sensini, Asamoah Gyan, Iaquinta e Inler, por citar sólo unos pocos nombres.
El mérito es de la red de observadores infalibles que posee el club por todo el mundo... y también de la poca presión que sufren los jugadores porque no es una casualidad que un equipo teóricamente modesto haya celebrado muchos goles de los ‘capocannonieri’ Bierhoff, Marcio Amoroso o Di Natale, en el pasado más reciente, o haya disfrutado del fútbol divertido de Zaccheroni y Guidolin.
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